


Cuando miro hacia atrás, veo que mi camino en el mundo financiero empezó con un poco de intuición y otro tanto de curiosidad, el entender cómo el dinero podía convertirse en una herramienta para transformar vidas y comunidades, y como motor para alcanzar la mayor realización en todos los planos de la vida.
En estos años he aprendido que, en el mundo financiero, los números hablan y son una guía, pero estos sin un propósito carecen de sentido; cada decisión, cada meta y cada persona tienen detrás una historia que amplifica todo lo anterior, y son estas historias las que desde mi rol han permitido conectar con mi propósito.
Hoy puedo decir que lo que comenzó desde la curiosidad, se convirtió en mi vocación, transformando el sentido de trabajo como una acción, para convertirse en trabajo con una misión.

Mi paso por Skandia me ha enseñado algo esencial: que el liderazgo no se trata de dirigir, sino de inspirar: de entrelazar la disciplina con el bienestar, la estrategia con la empatía, el resultado con la integridad. He visto cómo los equipos se transforman y conectan cuando encuentran un “por qué” mas grande, he visto como las personas se transforman cuando se permiten creer en ellas y que todo es posible.

Ser mujer en esta industria ha sido un viaje, desde aprender a encontrar espacios que no existían a entender que la firmeza y la sensibilidad no son opuestos. Liderar desde lo femenino no es una cuestión de género, sino de equilibrio: combinar la razón con la intuición, la fuerza con la empatía, la ambición con la generosidad.

Cada día intento guiarme por principios simples pero poderosos: coherencia, justicia y respeto. Creo que el verdadero liderazgo no deja huellas en las cifras, sino en las personas y que liderar con empatía y desde nuestra humanidad es aquello que trasciende y crea un impacto en quienes te rodean.

A las mujeres que comienzan su camino les diría: confíen en su voz, incluso cuando esta tiemble, no intenten encajar en moldes que no fueron hechos para ustedes; busquen construir su mejor versión, cuando lideramos desde la autenticidad y nuestra propia historia, ayudamos a reescribir la de quienes vienen detrás.