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Lilian Kristina Perlaza descubrió su vocación por las finanzas cuando entendió que detrás de cada número hay una historia, un sueño y una emoción. Después de más de 25 años en el mundo financiero, comprendió que su verdadera pasión no está en vender productos, sino en acompañar personas: ayudarlas a tomar decisiones con sentido, a planear su futuro sin miedo, a transformar su relación con el dinero y a descubrir que el ahorro también puede ser una forma de amor propio.

A lo largo de su trayectoria como Financial Planner, su mayor reto ha sido mantenerse en constante aprendizaje, entendiendo que la educación financiera va mucho más allá de hablar de dinero. También implica comprender emociones, creencias y comportamientos. Acompañar a las personas a superar miedos arraigados, como la idea de que el dinero es solo para unos pocos o que ahorrar es un sacrificio, ha sido un desafío, pero también su mayor satisfacción.
Ver cómo alguien pasa del miedo a la confianza, de la deuda al propósito, y empieza a percibir el dinero como un aliado, le confirma cada día que eligió el camino correcto.

En su recorrido, su familia ha sido un pilar fundamental y su mayor fuente de motivación. Sus hijos la inspiran a conectar con las nuevas generaciones y a hablar de finanzas desde una perspectiva más humana y cercana. También reconoce la influencia de mentores como Diego Ledesma, quien le enseñó a ver la felicidad en el trabajo como un motor para servir.

Hoy se define como una activista financiera, comprometida con transformar la relación que las personas tienen con el dinero y aportar, desde la educación, a un cambio positivo en la sociedad.

Su mensaje para otras mujeres es claro:
Recurso 16@2x

Está convencida de que las mujeres, y especialmente las madres, tienen la misión de educar desde el corazón. Hablar de dinero sin miedo, sin tabúes y sin repetir creencias limitantes es una forma poderosa de transformar el futuro. Para ella, incluir la educación financiera dentro de los valores familiares puede cambiar no solo la historia de una familia, sino la de todo un país.

Generar impacto desde Skandia es, para ella, una forma de vivir su propósito cada día. Ha acompañado a familias que han cumplido metas como pagar la educación de sus hijos o comprar su primera casa, y ha sido testigo de cómo el hábito del ahorro puede construir tranquilidad y futuro. También ha visto cómo, gracias a la planeación, algunas personas han podido dejar un legado para sus seres queridos, permitiéndoles seguir cumpliendo sus sueños incluso después de su partida.

Son esas historias las que le recuerdan que, más allá de los números, su trabajo es acompañar, educar y brindar serenidad. Porque cuando una meta se cumple y un propósito se honra, sabe que realmente está dejando huella.